Hay algo en el verano que nos hace querer recordarlo todo. El polo demasiado dulce que se derrite antes de que puedas comértelo. Esa hora dorada en la que el cielo parecía de mentira. El mal tatuaje de tu amigo que de repente cobra sentido bajo el sol. Coleccionamos estos momentos -en patios, en viajes por carretera, en porches con sillas de plástico que han visto cosas- e intentamos que duren. Pero la verdad es que la mayoría de las fotos digitales no parecen recuerdos. Parecen recibos.
Por eso seguimos buscando películas. O algo que se le parezca.
Con Paper Shoot, el verano adquiere el brillo que se merece, sin las molestias de la película. Es digital, sí. Pero es digital con alma. Del tipo que da a tus fotos ese tono suave, granulado y ligeramente nostálgico que dice que esto ocurrió, no sólo que esto se hizo.
No necesitas 17 tomas ni aplicaciones de edición. Ni siquiera necesitas mirar la pantalla. Simplemente apunta, dispara y vuelve a la vida. Que, seamos sinceros, es lo único que cualquiera quiere hacer en verano.
Sin pantallas. Sólo escenas.
Cuando dejas el teléfono en el bolso y llevas en su lugar una Paper Shoot, empiezas a fijarte en las cosas. La forma en que las líneas de expresión de tu amigo se arrugan con la luz. El reflejo del lago que lo hace parecer de cristal. Dejas de comisariar y empiezas a ver. Dejas de escenificar y empiezas a sentir.
Y quizá esa sea la cuestión. Todos estamos un poco cansados de fotos perfectas que no se sienten como nosotros. Queremos desenfoque. Queremos sobreexposición. Queremos pruebas de que estuvimos allí: quemados por el sol, descalzos, probablemente sosteniendo una limonada que ni siquiera nos gustó.
Menos almacenamiento. Más historia.
Paper Shoot no te bombardea con 800 fotos. No te da la lata para que borres cosas ni te recuerda que tu nube está llena. Se limita a capturar unos pocos fotogramas cada vez, con cuatro filtros nostálgicos, y te deja decidir qué es lo que importa. ¿Esa moderación? Extrañamente liberador.
Además, la propia cámara parece una postal vintage de una versión más cool del pasado. Métela en tu bolso, cuélgatela del cuello, deja que forme parte del día. Nadie te va a pedir que hagas una foto "por si acaso". Te querrán a ti en la foto.
Un recuerdo que realmente utilizas.
Así que si vas a una casa rural, a un festival de música o simplemente a la azotea de tu amigo a perseguir la puesta de sol, llévate un Paper Shoot. El verano ya va demasiado rápido. Esta es tu forma de ralentizarlo: una foto borrosa, bonita y perfectamente imperfecta cada vez.
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Cómo viajar sin pantallas ha cambiado mi forma de viajar
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