Yo solía ser esa persona.
La que se paraba a mitad de camino para volver a hacer una foto por si acaso. La que revisaba cada imagen inmediatamente después de tomarla. Aumentando el zoom, editando en el momento, perdiendo tiempo en el proceso.

Entonces empecé a usar una cámara Paper Shoot. Sin pantalla. Sin vista previa. Sin repeticiones. Y cambió por completo mi forma de viajar.

Sin una pantalla con la que obsesionarme, dejé de actuar para la foto y empecé a participar en el momento. No pensaba en los gustos, los ángulos o si mi pelo quedaba raro. Simplemente estaba... allí. Mirando las olas en lugar de comprobar la iluminación. Comiendo el helado mientras se derretía en mi mano en lugar de escenificarlo contra una pared de colores pastel. Bailando en una feria callejera en lugar de grabarlo.

Capturar sin interrumpir
Paper Shoot se convirtió en mi compañero de viaje favorito porque no exigía atención. Se deslizaba en mi bolso como un pasaporte. Lo cogía como si fuera memoria muscular: un chasquido, al bolsillo y listo. Sin interrupciones. Sólo un pequeño y silencioso sonido de obturador y la certeza de que tal vez, sólo tal vez, había capturado algo hermoso.

Hay una elegancia en no saber cómo ha quedado la foto hasta más tarde. Es como un recuerdo que olvidaste que habías comprado. Y, de algún modo, esas fotos siempre son más vívidas que las que solía montar.

Recordar más (incluso con menos fotos)
Cuando viajaba con mi teléfono, hacía cientos de fotos y no recordaba casi ninguna. Pero cuando viajaba con Paper Shoot, cada foto tenía una historia. Un motivo. Un peso. Menos fotos, sí, pero cada una vinculada a algo real.

La cámara no estorbaba, formaba parte del recuerdo.

Viajar sin pantalla = Presencia + Juego
Viajar es estar presente. Bajar la guardia en una ciudad nueva. De curiosidad, sorpresa y espontaneidad. Y una pantalla, aunque sea pequeña, puede sacarte de todo eso.
Paper Shoot me dio permiso para ser menos precavida, menos cohibida, más participativa. Me devolvió la alegría del descubrimiento.

Hizo que viajar volviera a sentirse como viajar.

Reflexión final
No hace falta desconectarse del todo para estar presente. Pero empezar por algo pequeño, como disparar sin pantalla, puede marcar una diferencia sorprendentemente grande.

Con Paper Shoot, capturas la escena sin salir de ella. Y eso, para mí, es el mejor recuerdo de todos.

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